Una vivienda unifamiliar en segunda línea de playa. Sin embargo, la orientación de todas sus estancias obviaba esta situación, volcando hacia la calle interior, sin el menor interés. La mejor esquina de la parcela, la única con vistas directas a la playa de Campoamor y a su rambla había sido ocupada por una desafortunada cochera. Únicamente quedaba la cubierta. Una nueva escalera a esa cubierta privilegiada, liviana, de estructura mínima, con chapa microperforada que permitiera el acceso a la citada cochera en planta baja a la vez que establecía una correcta sintonía con la tonalidad existente de la vivienda fue el objeto del encargo. El resto una barandilla reducida y una alfombra de césped artificial.
Pronto se convirtió en la esquina preferida por toda la familia…casi a usar por turnos.