Actuar urbanísticamente en el lecho de un río como el Guadalentín, un río seco, un río-rambla entraña importantes dosis de dificultad, más si cabe si se ha de hacer sobre su tramo urbano y en una extensión mayor a 5 Ha.
En nuestra opinión, la actuación existente supone una ventaja de partida. Cuanto más estudiábamos su trazado, su construcción y sus relaciones más convencidos estábamos de que en gran medida era una intervención acertada. Medimos ese acierto no tanto por su belleza visual inmediata o por lo cómodo de sus accesos sino porque, dentro de los márgenes físicos (alturas, ancho de caudal, posibilidad de inundación…), económicos (gran extensión) y normativos, había conseguido un espacio que en su origen resultaba atractivo para su uso. Uno podía entender que los ciudadanos salvaran sus 8-10 m de desnivel para disfrutar de ese gran espacio abierto en el centro de la ciudad. Su tratamiento resulta lógico, es correcto y se basa en un orden geométrico, en cierta medida jerarquizado, pero de fácil comprensión.
Es por todo ello que consideramos que debíamos, no sólo “adecentar” los caminos existentes sino potenciarlos geométricamente estableciendo nuevos trazados que relacionaran nuevos puntos y áreas.
Con esta mínima intervención considerábamos ya el lecho del río un área deportiva mejorada. Sin embargo, entendíamos que parte del cometido del proyecto debía versar, no sólo sobre la mejora de una actuación existente que ya era buena de por sí, sino también sobre cómo hacer más atractiva la zona, cómo hacerla más “usable” y más diversa.
Cuando uno observa el lecho del río desde la cota de cualquiera de los puentes que cruzan el Guadalentín y se pretende bajar hasta éste, para un foráneo resulta harto complicado localizar sus accesos. Como en muchos otros ejemplos, los espacios públicos naturales no es que no sean atractivos per sé, es que no cuentan con la suficiente propaganda, con una correcta puesta en valor o simplemente sus accesos resultan complicados o confusos. Ésta es la situación del lecho del río Guadalentín a su paso por Lorca. En la actualidad existen tres accesos en el tramo urbano de los que únicamente resultan utilizables dos por ser el tercero de uso restringido. De estos dos accesos, uno es una escalera de reciente creación en un extremo del paseo-bulevar elevado y el otro se encuentra en una zona baja al que se llega atravesando el aparcamiento de la Lonja directamente desde el asfalto, en una maniobra de bajada, subida y vuelta a bajar que resulta algo incomoda.
La monumentalidad plasmada en el trazado sobre el cauce del río, en el bulevar elevado y en la pasarela pierde toda su fuerza en la forma de resolver los accesos peatonales al mismo. Son pobres, mal solucionados y sin señalización clara.
Nuestra propuesta pretende:
1.Marcar los accesos existentes y futuros de una manera clara y elemental, casi exagerada mas acercando su escala a la escala del resto de la intervención comentada.
2.Posibilitar el acceso de bicicletas desde el ámbito urbano sin tener que acudir al camino de tierra del extremo noroeste.
3.Dotar de usos deportivos y recreativos el lecho del río.
Por último un puente de ferrocarril en claro deterioro cuyo uso principal ha sido sustituido por el de pasarela peatonal. Su puesta en valor se mide no sólo a través de su inmediata restauración y rehabilitación (lijado, limpieza, refuerzo y pintura), algo a todas luces necesario, sino por dotarlo de un nuevo uso, un nuevo aspecto que lo convierta en un elemento “atractor” de su entorno. Ha de alejarse de su situación anodina actual para transformarse en una nueva posible postal de Lorca. Un nuevo hito como ejemplo de recuperación del ámbito y de sus elementos. Su ubicación le aporta una posibilidad panorámica que lo convierten en el soporte ideal de un nuevo letreo para y de Lorca.
Sin embargo, la tipografía no será plana, será a base de lamas transversales translucidas y de colores de tal modo que se permita la visión dentro a fuera a la vez que las letras se vuelven más legibles cuanto más tangencial a éste lo observemos.
Un juego visual y de colores que permitirá y potenciará la posibilidad de ser observado. Hasta ahora no era más que una estructura vieja por donde pasar de un lado al otro.