Se trata de la reforma integral de una vivienda. Un edificio singular, con una estructura también muy singular de principios de siglo XX. Muros de carga de ladrillo macizo, pilares, vigas y viguetas metálicas. Reforzadas intensamente hace apenas una década. Una vivienda preexistente con un excesiva longitud, con dos únicas fachadas enfrentadas y perjudicada además por unos machones estructurales paralelos a la fachada interior, lo que reduce y complica las posibilidades distributivas en cuanto a su ventilación natural. Dicha limitación había generado una distribución de estancias interiores sin ventilación natural que con la intervención se pretendían paliar.
La idea es simple, apoyándonos en los elementos estructurales existentes un único trazo principal en forma de T divide la zona del Salón-Comedor-Cocina del resto de estancias, que van colmatando los diferentes resquicios espaciales. El Salón-Comedor-Cocina se concibe como un gran espacio que hace las funciones de recibidor y distribuidor del resto de estancias. El tabique divisorio, construido en ladrillo panchito visto se panela en una de sus caras mediante una chapa de acero inoxidable que refleja el espacio y la iluminación. El panelado esconde las puertas de acceso. El tramo superior se soluciona con un vidrio fijo que permite apreciar el intradós rescatado del forjado de ladrillo al revoltón existente a través de las estancias colindantes. El marco de madera de abeto con nudos como contraposición a lo frio y tecnificado del panelado metálico. La estructura metálica existente se lija con rodillo consiguiendo un efecto 2oxido” completamente casual pero que se decidió extender a otros elementos como las jambas y dinteles interiores de las ventanas principales. El baño no llega a la altura del forjado, se queda a la misma cota que el panelado, acentuando la ampliación visual de la vivienda.